Cada vez hay más adolescentes adictos a las nuevas tecnologías. La dependencia que han creado las redes sociales ha superado todas las previsiones educativas y sanitarias.
Una adicción llega cuando se percibe un cambio en el estado anímico si no tiene acceso al teléfono o se le ha restringido, cuando se dejan de hacer cosas importantes o cuando afecta a la vida cotidiana, en la escuela o en la vida social.
Dormir con el teléfono encendido en la habitación
El 66% de la población duerme con el teléfono encendido en la habitación. Muchos adolescentes aseguran que revisar el teléfono antes de irse a dormir les ayuda a conciliar el sueño y a relajarse. Pero esto puede generar el efecto contrario, estar más activos. Dormir con el teléfono encendido en la misma habitación genera que tu cuerpo esté en estado de alarma a la espera de una notificación o un mensaje, produciendo estrés o dolor de cabeza debido a la exaltación del cerebro.
Consulta del teléfono
Los adolescentes consultan su teléfono cada 7 minutos. Al exceder las tres horas diarias conectado a un teléfono, se dejan de hacer otras cosas fundamentales y empieza a ser un problema grave.
No solo son los adolescentes
El 92% de los adolescentes asegura haberse sentido ignorado alguna vez por sus padres al estar estos más pendientes de su teléfono móvil. Y es que no solo los adolescentes están enganchados, los padres también. Los problemas de conducta que puede tener un hijo, quizá vienen por la adicción de los padres a las nuevas tecnologías, al intentar llamar su atención al sentirse ignorados.
¿Móvil o amigos y familia?
El 75% de los adultos utilizan el teléfono móvil cuando están con sus amigos o familia. ¿Cuántas veces has visto a un grupo de amigos tomando algo o a una familia cenando junta y se encuentran todos con el teléfono móvil? O incluso hablando o jugando entre ellos.
Desde Desconect@ apostamos por un equipo multidisciplinar especialista en la materia con el que podemos hacer frente a uno de los problemas más frecuentes de la sociedad actual.